Quiero moldear el pasado y el futuro.
Quiero las llaves del DeLorean.
Absolutamente de nada estoy seguro.
Soy un fantasma sin memoria.
Lo único real es este instante.
Un mar de euforia me absorbe.
Haré el viaje interesante
antes de mi turno en la morgue.

¿Por qué contamino mi inocencia y no atino
a descifrar el camino como un beduino?
¿Por qué no percibo nivoluntades ni objetivos?
¿Por qué son esquivos los motivos para estar vivo?

Quizás lo mejor es ignorar los pormenores,
quizás somos actores de una obra sin directores.
Quizás la explicación es que no hay explicaciones
y esta dimensión está habitada por ilusiones.

Si he de ser sincero, sí, me desespero
porque somos seres tan efímeros que es grosero.
Inverosímil como se erosiona el sendero,
nacemos en Agosto para morir en Enero.

Empero, la ley de Herodes es lo primero,
somos prisioneros de los números y el dinero.
Herederos de Nerón incendiamos el mundo entero,
keroseno feroz lo reduce a un cenicero.

Todo lo que hacemos, lo hacemos por costumbre,
el tiempo es el tirano, nosotros la servidumbre.
Hombres y mujeres pelean por alcanzar la cumbre,
un breve instante que alumbre la incertidumbre.

Yo existo a gusto y por eso malgasto
mis toneladas de juventud y acabo exhausto.
Estoy listo para un pacto nefasto,
el mismo trato de Mefistófeles con Fausto.

¿Por qué el mezquino equinoccio cretino
iluminó a mi vecino pero a mí no?
¿Por qué este mundo frívolo me mantiene cautivo?
¿Por qué mi bolígrafo destella luz cuando escribo?

Quizás los temores inventan nuevos colores,
quizás por eso las estrellas son reflectores.
Quizás los fotones de otras constelaciones
son escritos secretos cargados de instrucciones.

No supero mi gerontofobia, yo prefiero
erótica serotonina inoculada como suero.
Ligero cual jilguero, salto de un despeñadero,
grito Jerónimo porque siento que me libero.

Es valeroso ver cara a cara al Cancerbero
y aceptar que somos productos perecederos.
Sin heroísmo espero al destino severo
preso en un agujero como Meursault El Extranjero.

A pesar de todo quiero llegar a buen puerto,
intento navegar sin brújula en mar abierto.
Ver todo el panorama no es fácil cuando eres tuerto
pero sigo buscando taxis en el desierto.

Sigo sin desertar ni retroceder,
persevero aunque sé que jamás podré vencer.
Yo sólo deseo observar un atardecer,
cerrar los ojos y luego desaparecer.